Desaparición y frustración: Antonio Benito sufre un golpe de 3.000 euros en su equipaje tras un vuelo
Para los triatletas, la logística de viajar no es sencilla. Entre vuelos, horarios y competiciones, transportar una bicicleta puede convertirse en un verdadero campo de batalla. Pero lo que muchos temen —y pocos desean vivir— es encontrarse con su bicicleta dañada, incompleta o directamente desaparecida. Eso es, lamentablemente, lo que le ha ocurrido recientemente al triatleta español Antonio Benito, quien se ha convertido en la más reciente víctima de una larga lista de percances con aerolíneas.
Benito, integrante del equipo BMC, sufrió el robo de material valorado en más de 3.000 euros tras su último vuelo. La maleta llegó abierta y saqueada, una situación que se suma a los problemas que ya había vivido en 2019, cuando la aerolínea perdió su bici antes del Campeonato de España de Duatlón en Soria. Aquella vez, logró competir gracias a una bici prestada por la escuela de su club, Cidade de Lugo Fluvial. Sin embargo, el golpe emocional y logístico de estas situaciones deja huella, especialmente cuando el material deportivo es una extensión del cuerpo del atleta.
Este tipo de incidentes no son casos aislados. Vicente Hernández, conocido como «Chente», lleva meses sin rastro de su bicicleta de contrarreloj, desaparecida desde el pasado agosto tras un vuelo con Iberia desde Tallin a Madrid. Su experiencia no solo ha estado marcada por la pérdida, sino también por la falta de respuesta adecuada por parte de la aerolínea, que hasta la fecha no ha ofrecido soluciones concretas. Desesperado, Chente hizo un llamamiento público a otros deportistas para que tomen medidas de precaución o consideren alternativas antes de volar.
Y hay más ejemplos: Kevin Tarek Viñuela, quien venía de un exitoso tercer puesto en República Checa, vio cómo la alegría de su logro se desmoronaba al descubrir que su bicicleta nunca llegó a Madrid tras un vuelo. Todo apunta a un error en el embarque, pero, hasta ahora, la bicicleta sigue en paradero desconocido. Afortunadamente, su patrocinador, Conor Bikes, le proporcionó una nueva bicicleta para competir en la Copa del Mundo de Valencia, demostrando una gran responsabilidad hacia su triatleta
Estas historias no son casos aislados. Triatletas de todos los niveles reportan incidentes similares: bicicletas que desaparecen, llegan rotas o fuera de tiempo. Y no hablamos solo de un problema logístico; para muchos, este equipo representa una inversión económica y emocional. Las aerolíneas tienen mucho por mejorar en este sentido, ya que, para un triatleta, la bicicleta no es simplemente equipaje: es su herramienta de trabajo, su medio para competir y cumplir sueños.
Mientras tanto, los deportistas están obligados a buscar soluciones: desde invertir en embalajes más seguros hasta recurrir a seguros especializados. Sin embargo, lo ideal sería que las compañías asumieran un compromiso real con este tipo de equipaje, entendiendo lo que representa para quienes viven de él.
Porque al final del día, para un triatleta, lo único que debería preocuparles en un viaje es cruzar la meta, no recuperar su bicicleta.
Un comentario en «Desaparición y frustración: Antonio Benito sufre un golpe de 3.000 euros en su equipaje tras un vuelo»