Sam Laidlow: Secretos aerodinámicos y su participación en el Wings for Life World Run
En su último vlog, el francés Sam Laidlow comparte su rutina de entrenamiento, su participación en el Wings for Life World Run 2025 y sus pruebas aerodinámicas en un túnel de viento en Suiza. A continuación, los detalles más destacados:
Participación en el Wings for Life World Run
Sam corrió 6 km en este evento benéfico en el sur de Francia, después de completar un entrenamiento previo de 1 hora y 30 minutos. Su hermano continuó corriendo para apoyar la causa, mientras Sam debía viajar a Suiza para pruebas de aerodinámica.
El arte de cortar el viento
En Suiza, rodeado de ingenieros y equipos de alta precisión, Sam se convirtió en un conejillo de indias aerodinámico. Cada ajuste —un casco prototipo, una botella desplazada unos milímetros, el roce de un traje— era registrado con obsesivo detalle.
«No espero milagros», admitió antes de empezar. Pero los resultados sorprendieron incluso a él: un CdA de 0.1912, un valor casi inverosímil para un triatleta de su altura. «Casi rozamos el 1.9… no está mal», comentó con una sonrisa pícara, como si supiera que ese dato sería un arma secreta en Challenge Roth.
Entre pruebas, surgieron detalles curiosos: la barba («si me afeito, pierdo suscriptores»), un casco salvado de un incendio («lo limpié lo mejor que pude»), y la confesión de que Ronnie, su perro, es el verdadero protagonista de sus vlogs («su trabajo es mirarme. Y lo hace muy bien»).
Más allá de los números
Lo fascinante del relato no son solo los watts ganados o la ciencia detrás del drag. Es la humanidad del proceso: la fatiga acumulada («vamos a París, tengo un podcast… y después, a entrenar»), las dudas («¿realmente importa la aerodinámica en un Ironman?»), y esa búsqueda constante de mejorar, incluso cuando el cuerpo pide un respiro.
Al final, tras 48 horas frenéticas, la cámara capturó a Sam pedaleando en un rodillo, con Ronnie de testigo. «El próximo vlog será en un triatlón local», anunció, como si lo suyo fuera una serie de Netflix y no la vida real. Pero quizás esa sea la clave: convertir el esfuerzo en historia, y la velocidad, en algo contagioso.
¿Su secreto? Probablemente, no tener ninguno. Solo trabajo, risas, y un perro que lo mira como si ya supiera que ganará