Cómo saber si corremos en zona aeróbica o anaeróbica

Un corredor de resistencia utilizará principalmente el sistema aeróbico, pero es importante recordar que estos sistemas están interconectados y varias distancias utilizan cada sistema en mayor o menor grado. Ninguno de estos sistemas energéticos puede funcionar en total aislamiento de los demás.

Un buen indicador de qué sistema estás utilizando es la frecuencia cardíaca, y existen varios métodos para determinar cuál es tu máximo. El método aproximado más utilizado es 220 menos tu edad, aunque un estudio realizado recientemente ha encontrado problemas con atletas mayores y mujeres, y hay otros métodos disponibles, como monitores de frecuencia cardíaca.

Una vez que tengas estos datos, podrás determinar qué porcentaje de tu frecuencia cardíaca máxima estás utilizando. Si estás corriendo entre el 80 % y el 100 %, entonces estás operando en tu sistema anaeróbico; A medida que empiezas a caer por debajo del 80%, tus esfuerzos se vuelven más aeróbicos.

Beneficios de correr en zona aeróbica

La energía para las contracciones musculares, van a  depender de cómo se metabolicen tanto los hidratos de carbono como las grasas. Las grasas son un suministro de energía fundamental. Trabajar en esta zona, permitirá que el cuerpo aprenda a hacer uso de esta fuente de energía ( grasas), antes de agotar las reservas de glucógeno. Es una zona de metabolización – oxidación de las grasas.

A nivel cardio-respiratorio, es una zona que percibimos como fácil, aprendiendo a controlar la respiración y oxigenando al organismo y fundamentalmente a la sangre.

Se produce un aumento de los capilares, los cuales son las vías de suministro de energía y oxígeno. Cuanto mejor sistema de capilares tengamos, más oxígeno y sangre llegará a cada parte de nuestro cuerpo. Mejora el riesgo sanguíneo.

Aumento del tamaño del corazón, el músculo primario. Lo hacemos más potente.

Que el organismo dependa menos de los hidratos, y haga uso de las grasas como fuente energética. Esto hará que disminuya la de dependencia de glucógeno, sea más tardía, con lo que la fatiga llegará también más tarde.

Hay un aumento de la actividad y densidad mitocondrial. Las mitocondrias son las células principales que suministran energía. Cuanto más pueda generar el organismo, más energía tendremos.

Estamos enseñando al organismo a que sea más eficiente. Al final, lo que todos buscamos es poder aguantar más tiempo practicando la actividad a una intensidad alta. Pero si no le enseñamos antes  cómo trabajar, ni creamos una red de capilares mayor que suministre energía y oxígeno a todo nuestro cuerpo, la aparición de fatiga y falta de energía en nuestros músculos se producirá mucho antes de lo que esperamos.

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