La diferencia de entrenar con potenciómetro.

Es posible que si estás empezando en el mundillo te haya surgido la duda de si merece la pena entrenar con potenciómetro en bicicleta. Pues bien, te voy a explicar mi experiencia al respecto por si te sirve para aclarar alguna de las dudas que te puedan surgir.

Fase uno: A lo loco

Cuando empecé con la bici de carretera no tenía ni siquiera pulsómetro y las salidas las hacía «por sensaciones», como un campeón que llevara media vida en el ciclismo. ¿Qué me pasaba un día sí y al otro también? Pues que debo de ser muy optimista con mis sensaciones y acababa muerto siempre antes de tiempo, con muy mal cuerpo, achacable a la poca base, pero ahora visto en perspectiva era sobre todo debido a no conocerme en condiciones. Y es que el entrenamiento por sensaciones es viable en gente con mucha experiencia y que se conozca realmente bien en la bici, yo corriendo no tenía ese problema, pero sobre la flaca no sabía dosificarme.

Fase dos: Mejor pero…

Con la cinta de pulsómetro ya me fue bastante mejor, en el reloj iba viendo las zonas de pulso (aun no tenía ciclocomputador) y me iba regulando sobre todo en series y subidas. Estuve tiempo así y lo controlaba bastante bien, mis problemas empezaron cuando comenzó mi entrenamiento para triatlón de larga distancia. De repente las referencias que tenía de pulso no me valían, es decir, salía con pulso bajo y sin que este se disparase me venía de repente el bajón y me encontraba «sin piernas». Todo esto me pasaba porque había pasado de entrenar en plan ocio, a entrenar un volumen mucho mayor y el corazón no respondía igual. Incluso en diferentes semanas, dentro del mismo plan, dependiendo si metía mucho aeróbico o mucha serie o entrenos de fuerza el pulso respondía de manera totalmente diferente. En cuanto comenzaron las salidas de bici de más de 3 horas me di cuenta de que algo tenía que cambiar, mi punto de inflexión recuerdo que fue una salida con los compañeros actuales del tri y en la que tuve una pájara como pocas. Me sentó tan mal que me tuvieran que estar esperando y que por ello les estropease su entreno que decidí comprar el dichoso potenciómetro y ciclocomputador. Bueno, esa fue mi excusa y mi auto engaño, ni con una eléctrica hubiera podido seguirles el ritmo, pero ya sabéis como es esto, si no tienes todos los extras, aparatitos y accesorios…

Fase tres: Me siento un pro

Ahora que llevo ya tiempo usando vatios he de decir que es de las mejores inversiones que he hecho, no he vuelto a tener una pájara aun haciendo burradas. Me ha ayudado a regularme mucho mejor, se en que zonas me tengo que mover, cuando apretar y cuando aflojar, puedo ver empíricamente mi estado de forma. Ya de hecho muchas salidas las hago sin pulsómetro, impensable corriendo, y sólo me fijo en los vatios que voy moviendo. Es una medida mucho más fiable del esfuerzo que estás haciendo, siempre y cuando sepas cuál es tu FTP (umbral de potencia) para saber en que zonas de potencia has de moverte, en cuales vas en déficit y en cuales recuperas. Yo me decidí por un potenciómetro doble, aunque con uno de un pedal me hubiera bastado, elegí este tipo de potenciómetro por si en algún momento cambio de bici tardo 3 minutos en cambiarlos de una a otra.

Conclusión: Sentando cátedra

Siendo aficionado al triatlón me parece indispensable, a la hora de regular el esfuerzo en las pruebas y llegar lo suficientemente descansado a la carrera a pie, ya que es una manera objetiva de saber cuánto te tienes que exigir. Por descontado cuanto más larga sea la prueba más importante es tener esa medición de trabajo, que hará que podamos rendir corriendo, en muchos casos supondrá el éxito o el fracaso en la prueba.

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