Mer Carmona

Seguimos sacando jugo a la visita de Isaac al pirineo francés, esta vez nos acerca al día a día y significado de ser ciclista profesional gracias a Mer Carmona, componente del equipo UCI Continental Bizkaia Durango.

El paso de ambos por el campus de ciclismo nos dejó esta amena charla que transcribo a continuación:

Isaac. Bueno Mer, ¿Cómo empezaste a hacer deporte en general?

Mer. Deporte realmente llevo haciendo toda la vida desde pequeña y aparte del deporte siempre he sido una persona muy activa, ya desde pequeñita siempre era un terremoto. Y no sé por qué me dio que quería hacer taekwondo y era una de las actividades extraescolares que teníamos en el colegio, pero había una limitación de edad y no se podía empezar hasta los 6 años. Como era más pequeña mis padres me metieron nada más empezar el colegio, cuatro años o así, en gimnasia rítmica que no me gustaba, pero fue una base bastante buena para el desarrollo motriz, elasticidad, coordinación, con una dinámica de trabajo, una dinámica esfuerzo y unos objetivos ya fueran hacer exhibición o entrenar bien.

Luego cuando tuve la edad de empezar a hacer taekwondo me apuntaron y la verdad es que me encantaba, estuve hasta los veinte años. Estuve en selecciones regionales primero en Castilla y León porque vivía en Salamanca, luego en Madrid, campeonatos nacionales e internacionales y llegué a tener muy buen nivel, pero tuve una lesión de rodilla que coincidió con el segundo año de la licenciatura y ya el tiempo era muy limitado entonces decidí dedicarme más plenamente a los estudios. Los llevaba renqueantes porque eran muchas horas las que entrenábamos, empezábamos a las 9 de la mañana y acabábamos a las 7 de la tarde y al final no había tiempo para todo.

I. ¿En todo ese proceso pasaste directamente al triatlón?

M. No, cuando me lesioné la rodilla creo que en marzo y hasta final de año estuve un tiempo intentando volver, pero no acababa de estar bien, tenía exámenes finales de la carrera y también las cosas que les pasan a los deportistas. Hay cosas que te pierdes durante los años de la adolescencia que al final tienes que vivir de una u otra manera y ese verano fue un poco de aquella manera, salir con los amigos, llegar a las tantas.

I. ¿Estuviste unos años sin entrenar?

M. No, fueron solo unos meses porque en septiembre de ese mismo año empecé de prácticas en una clínica y, el que en ese momento era mi jefe, hacía boxeo. Durante ese tiempo yo sentía que me faltaba algo, me sentía incompleta me había faltado salir más, cosas que no hacía porque yo estaba entrenando. Mis amigos quedaban en el parque que estaba debajo de mi casa a hacer botellón y yo estaba entrenando por lo cual esas experiencias me las perdí, no es algo que me haya llamado mucho la atención, a día de hoy tampoco le veo el aliciente a emborracharse, pero todos necesitamos un día ir a tomarte una cerveza con tus colegas como método de evasión. Pero bueno, fueron muy pocos meses, enseguida retomé con el boxeo aún con la rodilla tocada, recuerdo que en los calentamientos de las clases de boxeo ya me quería morir. Y a lo tonto para seguir cogiendo forma física que la había perdido completamente, empecé a salir a correr a un parque cercano al gimnasio y poco a poco empecé a coger tono muscular. No me dio ningún problema la rodilla y como al mes o mes y medio corrí mi primer diez mil, no sé ni el tiempo casi seguro que cercano a la hora. Pero me encantó el ambiente, era una carrera popular creo recordar que se llamaba «The human race» patrocinada por Nike, súper chula y cuesta abajo menos un par de kilómetros. Y me llamó la atención porque yo venía de un deporte minoritario, en pabellón y esto no era competitivo te daban tu bocadillo, tu bebida. Y como soy como soy en unos seis meses corrí San Silvestre, la media maratón de Madrid y la maratón de Madrid sin saber lo que era una maratón. Recuerdo llevar el abono transporte en las mallas porque no lo había preparado y así si me paraba podía ir a un metro y volver a casa.

I. ¿No habías preparado nada? ¿Ni nutrición ni entrenamiento?

M. Nada, nada. Ni preparación física ni mental, no sabía ni a lo que iba, no sabía ni el ritmo al que tenía que correr así que me puse ahí como Forrest Gump. Recuerdo pararme en una tienda en la subida antes de Acacias a comprar un Aquarius y un Bollycao [risas] y no sé cómo terminé, no recuerdo, pero hice como cuatro horas. Acabé que no podía ni bajar un bordillo, estuve una semana que no me podía mover, subir las escaleras de mi casa era un drama. Al día siguiente bajé las escaleras sentadas y del tema de nutrición ni hablo, recuerdo tomar un sándwich para cenar tras la maratón, me podía haber muerto.

I. ¿Y la siguiente locura?

M. La siguiente fue in crescendo, tuve una semana de recuperación obligada porque no me podía mover. Empecé a hacer clases de spinning en el gimnasio en el que estaba y una amiga que tenía allí me preguntó que por qué no hacíamos un triatlón sprint en septiembre en la Casa de Campo y dije —¡Pues claro!—. Nadé una semana antes en la piscina del gimnasio.

I. ¿Habías nadado antes?

M. No, en mi vida. No tenía ni idea de nadar, me metía en el agua, flotaba e intentaba llegar al otro lado. Una semana antes de la prueba me enteré de que eran 750m de nado y pensé «Uff, eso es mucho», recuerdo intentarlo en la piscina y me pareció muchísimo así que me apunté al super sprint. Al final nadé un día antes 500m en la piscina y esa fue toda mi preparación, como ves estaba muy estructurada [risas].

I. ¿Y habías montado en bici de carretera?

M. No, tenía una de montaña y hacía spinning, tenía una del decathlon para dar un paseo cerca de mi casa, pasear al perro y poco más. Un par de semanas antes un amigo del gimnasio me dijo que me dejaba una de carretera, con una talla mucho más grande que la mía y me di una vuelta que no llegó ni a los quince kilómetros y llegué reventada.

I. ¿Cómo fue el debut?

M. El agua fue un drama, me daban patadas, puñetazos, me arrancaban las gafas. Al llegar a la primera boya, ni cien metros, casi me cojo a ella y lo pasé fatal, salí con ansiedad y en la bici nada más montarme iba asfixiada y corriendo sobreviví dos kilómetros. No sé por qué pero tras acabar me dije «esto me gusta», tras casi ahogarme y palmar a 40º en la Casa de Campo.

I. ¿Te apuntaste a un club o seguiste por tu cuenta?

M. Pues tras este, hice otro triatlón en Tarragona y vi que era un deporte muy complejo que requiere mucha preparación, cometí muchos errores tanto en preparación como en pruebas, pero al menos no debuté en un Ironman. Me di cuenta de ello y busqué a alguien para prepararlos y que me enseñase, empecé con Quino, hace unos diez u once años, en Enphorma Triatlon y la verdad es que fue un descubrimiento tanto el club como Quino en persona. Fue un club que en sus orígenes ya tenía una filosofía muy chula deporte/salud con gente que va muy bien, campeones de Europa y del Mundo en triatlón y duatlón, gente que hace trail, ultra man, de todo ,pero siempre con la filosofía de tener los valores humanos por delante. Esto al final es lo que yo busco en el deporte, el honor, la moralidad antes que todo, que no sea simplemente ir siempre a ganar.

I. Se trata de disfrutar del camino.

M. Si, se trata de que sea un grupo de amigos. Al final todos tenemos nuestros trabajos, obligaciones y sea o no tu medio de vida hay distintas formas de afrontar tu carrera deportiva y en mi caso ha sido clave en mi desarrollo como deportista tener estos valores.

I. De todos los triatlones que has hecho, ¿Con cuál te quedas?

M. Zarautz, es una distancia tirando a Half con el muro de Aya. Y el ambiente en el Pais Vasco es otra historia junto con Vitoria es el triatlón más bonito que he hecho sin lugar a dudas.

I. ¿Y cuál te queda pendiente?

M. Pues tengo la suerte de que los que me han llamado la atención los he hecho, sí que es verdad que si hubiéramos estado en ranking nacional con calendario Fetri, quizás Águilas o alguno así mítico, hice Arenales que era un sitio muy chulo para competir. Quizás Alpe-d’Huez que es duro, Ecotrimad me parece también supercurrado y ya Lanzarote pero no estoy segura de si lo disfrutaría porque quizás es demasiado duro.

I. ¿Cuál es la distancia que más te gusta?

M. Medio, para mi junto con el short. Pero por ritmos y distancia el Half es para la gente que no vamos a ganar estás en un ritmo que se mantiene si estás en forma y es una distancia que se puede disfrutar.

I. Tras todo este proceso y esta larga lista de deportes ¿Cómo te haces ciclista profesional?

M. Primero me hago ciclista amateur, al final la carrera desgasta a nivel tendinoso sobre todo con ritmos altos aún más, el trail a nivel articular también desgasta bastante, en la natación soy malísima y la bici me empezó a enganchar yendo a alguna cicloturista, alguna carrera master. También es verdad que la bici cuando empiezas tiene un componente social que el resto de deportes no tiene, salir en grupeta, tomarte el desayuno, pasar toda la mañana por ahí, irte a los puertos. Al final es un deporte en el que puedes quedar, descubrir sitios con los amigos disfrutar toda una mañana practicándolo. Yo hay zonas de Madrid que si no hubiera ido en bici no las hubiera descubierto nunca.

I. ¿Y cuál es tu ruta favorita para salir en bici?

M. Todo el valle del Lozoya es espectacular y me encantan los puertos, Navafría, Canencia, Morcuera, Cotos desde ese valle. Pero mi zona súper son los pueblos negros de Guadalajara, toda esa zona me parece espectacular con buenos desniveles sin una pechada de kilómetros y casi sin tráfico.

I. Poco a poco empiezas a sumar kilómetros como amateur y…

M. Si, fue un poco ir apuntándome a carreras máster. Yo sigo entrenando centrándome en el ciclismo, aunque en 2019, un año antes de la pandemia, hice cuatro triatlones y a partir de ahí pensé que no quería correr más durante una temporada y tuve la suerte de coincidir con un entrenador, David Barranco, que creyó en mí más que yo. Ese fue un punto de inflexión a nivel deportivo, vi que el triatlón me consumía mucho tiempo al practicar las tres disciplinas y los puntos de mejora me pedían un tiempo que no tenía. Por eso me quedo solo con la bici que era lo que más me gustaba y que podía entrenar y disfrutar con las horas que tenía. David vio en mí un potencial que no me lo creía, al final veía mis números en las pruebas y me dijo que valía, aunque yo no me lo creía mucho. Sin ser pretenciosos se nos ocurrió preguntar a algún equipo para preparar una copa de España o algo así amateur, le enviaron mis datos de potencia y demás a Gema la Seleccionadora nacional de pista y dijo que esos datos eran de correr en Pro. Se los enviaron al Bizkaia Durango, que es el equipo con más trayectoria profesional en chicas y tras hacer una prueba como me salió bien me llamó Agurtzane que es la directora del equipo y me dijo que estaba dentro. No me lo creía, una persona con casi 38 años que de repente se metía en un equipo profesional.

I. ¿Y el cambio de la grupeta a un equipo profesional?

M. El cambio de nivel ha sido un cambio brutal, primero en el ciclismo el 80% es la cabeza, si no tienes los objetivos claros, sin presión sobre todo en personas como yo que nos exigimos la excelencia compaginar todo es muy duro. Sobre todo con un deporte tan exigente como el ciclismo e intentando llevar una vida profesional paralela porque al final soy ciclista y veterinaria.

I. ¿Se puede vivir del ciclismo femenino?

M. Por desgracia el 90% del pelotón internacional tiene que compaginar con otro deporte o trabajo, necesitan becas para complementar el sueldo, pero no viven del ciclismo en sí. Se está intentando igualar ahora un poco a nivel World Tour que es como si dijéramos la primera división con un sueldo de veinte mil euros anuales con determinados complementos para una parte como el seguro médico, muy pocas tienen algún tipo de acuerdo en las bajas por maternidad. Pero las corredoras a nivel continental o de equipos World Tour más humildes no se pueden ganar la vida y de hecho muchas no tienen un sueldo. Tú te tienes que pagar el entrenador, el nutricionista, el fisio, etc… Es decir, a día de hoy del ciclismo profesional viven muy pocas corredoras.

I. ¿Por qué crees que están pasando tantos triatletas al ciclismo?

M. No te sé decir realmente, pero yo creo que al final cuanto más polivalente sea un deportista mejor, pero también pasa en sentido contrario, ciclistas que pasan a ser triatletas como Laurent Jalabert que ha estado en Kona. Al final son deportistas con capacidades fisiológicas que están por encima de la mayoría, Mathieu van der Poel o Wout van Aert son ciclistas que practican distintas modalidades y estoy segura de que si se planteasen correr estarían entre los primeros del mundo en duatlón. Al final los deportistas de élite sacan de donde no hay gracias a sus cualidades.

I. ¿Qué tal el recibimiento de ciclistas de toda la vida a una novata que viene del triatlón?

M. Muy bueno, mis compañeras que llevan toda la vida es digno de admiración ver cómo se mueven en el pelotón y las carreras. Yo no tengo la técnica que puede tener una ciclista de toda la vida, pero he hecho deporte toda la vida y puedo suplir ciertas carencias. En realidad no me considero ni ciclista ni triatleta soy deportista a secas y ahora tengo esta gran oportunidad de estar en un pelotón internacional y disfruto y aprendo como una esponja. Hay más compañeras que vienen del triatlón y este ya no es un mundo tan cerrado como podía ser antes, tan puritanos.

I. ¿Te volveremos a ver en algún triatlón?

M. Duatlón seguro que triatlón, me da más pereza por nadar, pero sí Ibiza o alguno así.

I. Muchas gracias.

M. A ti.

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2 comentarios en «Mer Carmona»

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