Cuando lo trabajado sale el día del examen

Estrenamos sección con Fernando, @diario_triatleta, que amablemente nos ha hecho llegar la crónica de su debut en un triatlón olímpico.

Sin más os dejamos con su relato:

Half Madrid, en distancia Short ha sido mi primer triatlón en distancia “olímpica”. Un triatlón rápido, exigente si uno quiere, disfrutón en la bicicleta y sobre todo en la carrera. Una muy buena opción para empezar en esta distancia.

Llegué a la segunda transición. “Chof, chof, chof”, vuelta a cruzar ese lago que se había formado en la entrada a boxes. Rápidamente cambié las zapatillas y salí a hacer el segmento de carrera con la moral muy alta y unas sensaciones increíbles.

Pero antes de todo esto habían pasado muchas cosas previas en este Triatlón Half Madrid, modalidad short.

Viernes 24

Salí de casa con un chubasquero dentro de la mochila. Como tenía tiempo decidí ir a por el dorsal el viernes y así ahorrarme una posible cola más el sábado por la mañana. En metro, tranquilamente leyendo y así evitaba la lluvía y tener que coger el coche un viernes por la tarde en Madrid, cuando mucha gente comienza su exilio de fin de semana.

Una vez en la Casa de Campo, ví que llegaba con algo de adelanto sobre la hora que la organización había puesto para entregar el material y decido dar una vuelta al Lago del parque. Alrededor de ese lago he estado centenares de veces, pero esta era la primera vez que me fijaba en él, que buscaba referencias fuera del agua para cuando tocase nadar (consejo del míster).

Una vez que se acercó la hora, fui a donde estaba la secretaría de la carrera y gracias a Dios que el agua perdonó durante ese rato, porque tardaron un poquito en organizarse y en repartir los dorsales. Ya con la bolsa del corredor en la mano me volví a casa para organizar todo.

Sábado 25 Día de la carrera

Tengo que decir, que he tenido despertares más duros. Pero en el caso del de hoy iba con una doble sensación, cansancio, pero a la vez motivación de sacar fuera todo lo entrenado, todo el tiempo invertido, todo el esfuerzo (personal y familiar) de estos meses.

Una vez aparcado en la Casa de Campo me tomé un tiempo para desconectar la cabeza, pensar lo que había hablado con Pelayo el miércoles y poner orden mental. Siempre, antes de cada competición, desde que era un “guaje” busco el silencio para tranquilizarme y verme en situación. Hoy era más importante por ser mi estreno en la distancia. Venía con ganas y buscaba hacer las cosas bien, a mi nivel.

Ya fuera del coche, tocó hacer ciclocross para llegar a la entrada de boxes. El agua había dejado la zona empantanada y había charcos y lagos por todos lados. Una vez dentro de los boxes, a empezar a colocar el material evitando quitarse la sudadera. ¡Eran las 7 de la mañana! Con la aproximación de la salida, ya tocó quitarse la ropa de abrigo, moverse algo y ponerse el neopreno.

Ya en el borde del lago intentas no pensar en el agua. Sucia pero calentita para mi sorpresa. Comienza la carrera. Bocinazo y al agua en la tercera tanda. Una vez en el agua recordad que estaba para hacer mi carrera, no para seguir los pies de nadie (lo que era misión imposible por lo turbio que estaba el lago).

¡Al agua patos!

La natación es un deporte en el que los que no lo dominamos buscamos sobrevivir y esa fue la misión. Buscar el camino más corto que para mi sorpresa en las dos primeras boyas estaba bastante limpio de gente. Ya en el tramo final nos apretamos un poco más y a una pobre chica le metí una patada. ¡Perdón desde aquí de nuevo!

Ya fuera miré el reloj y vi que había sido en unos 18 minutos. Lo planeado y habíamos sobrevivido.

Como los toboganes de la N-634

La transición con calma, total, estaba para disfrutar de la carrera no para luchar por cualquier clasificación. Somos trigloberos en esto. Con la cabeza alta y sabiendo de nuestras posibilidades. Cogí la bici y al salir de boxes se abrió un océano que había que cruzarlo. “Chof, chof… ¡Leñe, ya los pies mojados para empezar la bici!”.

Y patapum para arriba. Los primeros kilómetros hacia arriba, sumando metros de desnivel para salir de la Casa de Campo. Me pasan aviones y paso yo también a algunos. Ya fuera, todo el recorrido señalizado y los cruces y rotondas con Guardia Civil y voluntarios. En esto la organización de 10.

Un recorrido que había “inspeccionado” con Bkool. Pero que en la realidad se asemeja muchísimo al tramo de la N-634 entre Oviedo y Pola de Siero, quien lo conozca sabe de qué hablo. No es duro, pero no hay un metro llano. Sube o baja repechos sobre el 3%. Las “cabras” volaban bajo y el resto íbamos muy rápido. Mención especial al triatleta vintage. Iba con una Orbea azul y blanca preciosa, con cambios en el cuadro… Una bici que enamora a primera vista. Y también a Pablo, con quien fui adelantándome todo el rato y llegó un momento que fuimos en paralelo para evitar el drafting y comentar un poco la situación.

Llegué a la segunda transición. “Chof, chof, chof”, vuelta a cruzar ese lago que se había formado en la entrada a boxes. Rápidamente cambié las zapatillas y salí a hacer el segmento de carrera con la moral muy alta y unas sensaciones increíbles.

Un 10K para enmarcar

No hice mi mejor tiempo en un 10K, pero el orgullo de llegar con piernas y cumplir lo planteado… no tiene precio. Un recorrido bonito, a pesar de ser 2 vueltas. Con cuestas para abajo, para arriba y llano. Ver que las piernas responden y que permite meter ritmo en muchas partes… En la segunda vuelta ví a lo lejos a Susana Rodriguez y metí un punto más para ver si la pillaba, solo por felicitarla por esa medalla de oro en los Juegos Paralímpicos.

Lo dicho, orgulloso del estreno en distancia “Olímpica”. Con muy buenas sensaciones y sobre todo de ver que el esfuerzo planteado los meses previos tienen su resultado. Ahora con la mirada en los próximos objetivos y en devolver a la familia el esfuerzo que han hecho ellos en estas semanas.

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