Dominando el mar: Las claves para entrenar en piscina para nadar en aguas abiertas.
Nadar en mar abierto siempre es un desafío, y más si como es mi caso eres de secano y lo tienes que entrenar en una piscina. A lo largo de mi trayectoria como nadador aficionado, he experimentado la transición desde las aguas tranquilas de la piscina hasta las emocionantes y cambiantes corrientes del mar. Comprendo lo importante que es prepararse adecuadamente para ello, y sé que dominar ciertos aspectos en la piscina puede marcar la diferencia en aguas abiertas.
A continuación, compartiré contigo algunas estrategias clave que me han permitido mejorar mi técnica, resistencia y confianza en la piscina, preparándome para disfrutar al máximo las travesías en el mar abierto. Ahora, continuemos con las claves para nadar bien en mar abierto, entrenando en la piscina. Siéntete libre de aplicarlas a tu propio entrenamiento y alcanzar un nuevo nivel en tus travesías.
Generales:
Trabaja en tu resistencia cardiovascular: La natación en mar abierto requiere una mayor resistencia cardiovascular debido a las condiciones cambiantes del agua y las distancias, normalmente, más largas. En la piscina, enfócate en mejorar tu capacidad cardiovascular mediante entrenamientos de resistencia, como series largas y continuas. Realizar intervalos cronometrados y entrenamientos aeróbicos te ayudará a desarrollar la resistencia necesaria para mantener un ritmo constante en aguas abiertas.
Practica la técnica adecuada: La técnica es esencial para nadar con eficiencia y seguridad en cualquier entorno acuático. Concéntrate en aspectos como la posición del cuerpo, la patada, la entrada de manos y la rotación adecuada. Un entrenador o compañero de natación puede brindarte retroalimentación útil para mejorar tu forma. Un poco más abajo seré más conciso en este tema.
Simula condiciones desafiantes: Aunque la piscina no puede replicar exactamente las condiciones del mar abierto, puedes simular algunas situaciones duras que se pueden dar en el mar. Prueba nadar con los ojos cerrados para acostumbrarte a la falta de visibilidad. También puedes incorporar ejercicios como nadar en aguas turbulentas o con olas generadas por otros nadadores para desarrollar confianza en condiciones más adversas.
Entrena la navegación: En mar abierto, es crucial mantener un rumbo preciso para no desviarte del recorrido. Entrena la navegación en la piscina al nadar con la cabeza levantada cada ciertos intervalos y fijándote en un punto específico en la pared o en un compañero de entrenamiento. Esto te ayudará a mantener un rumbo más estable en aguas abiertas.
Practica la respiración bilateral: La respiración bilateral (cambiando de lado al respirar) es una habilidad valiosa en aguas abiertas, ya que puede ayudarte a adaptarte a las condiciones cambiantes del mar. En la piscina, incorpora la respiración bilateral en tus entrenamientos para mejorar tu capacidad pulmonar y equilibrar la fuerza de ambos lados del cuerpo.
Mentalidad y preparación emocional: Nadar en mar abierto puede ser desafiante emocionalmente. Trabaja en tu mentalidad y preparación emocional en la piscina al enfrentar retos y mantener la calma en situaciones estresantes. La confianza en ti mismo y la capacidad para adaptarte a lo desconocido serán clave en el mar. Es clave cuando nadamos con mucha gente alrededor, he vivido en mis carnes el miedo y tienes que estar preparado para superarlo si no te quieres retirar en una prueba.
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La orientación: La navegación en el mar es un desafío ya que no hay líneas de referencia en el fondo para mantener el rumbo. Los nadadores deben levantar la cabeza para orientarse y ajustar la dirección en función de las corrientes y olas, sueles fijar la mirada en una boya o un edificio de la costa, pero sacando la cabeza para orientarte cada varias brazadas para no perder velocidad. Para simular en piscina puedes nadar con ojos cerrados hasta la mitad del vaso de nado y ahí levantar la cabeza para orientarte, nadando normal hasta llegar al final de la calle. Otra opción cuando vas en grupo es confiar en quien tienes delante y seguirlo.
Aprovechar el drafting: Si no vas el primero, siempre vas a poder seguir a alguien. En piscina cuando practicamos ir a rebufo lo hacemos a pies, ahorras mucha energía, en mar abierto dependiendo de las condiciones puedes ir a pies cuando está el agua tranquila o al lado cuando hay olas, para minimizar el efecto de la corriente. En ambos casos se trata de aprovechar el trabajo de otro en tu beneficio, idéntico a ir a rueda en bici.
Nadar con más gente alrededor: En piscina vamos solos o cuando hacemos simulacros podemos tener algún compañero cerca, pero por poco tiempo. Abrir un poco la entrada de las manos en el agua cuando nadamos en grupo, nos va a permitir hacernos con un pequeño hueco para evitar algún golpe en la cabeza. Seremos menos hidrodinámicos, pero si hay mucha gente nos merece la pena, sobre todo al principio de la prueba.
Cambia el recobro: En aguas abiertas siempre suele haber algo de oleaje, eso hace que tengas que subir más el brazo para que la mano no choque antes de tiempo con el agua. Un codo menos flexionado, a veces casi sin flexión, hará más fácil la brazada en aguas abiertas.
Entrena con neopreno: Casi siempre te tocará usarlo en el mar, por lo que es fundamental que entrenes lo máximo posible en piscina con el puesto. Al principio puede que te de corte usarlo si vas solo, pero una vez que empiezas a nadar te flipas y te lo quieres llevar siempre. Muy importante elegir uno adecuado a nuestras características como nadadores.
Menos brazadas, más resistencia: Agua más densa y neopreno igual a mayor flotabilidad, esto se traduce en que no necesitas dar tantas brazadas para mantener la velocidad de nado. Es muy importante la potencia, meter sesiones en piscina con pull y palas te ayudará a ganar fuerza e ir pillando sensaciones.
Boyas: Los temidos giros, son como un embudo en el que todos terminamos dando o recibiendo algún pequeño golpe. En la piscina puedes entrenarlo con algún compañero que se pare en el extremo de la calle y tú lo rodeas como si fuera una boya en el mar, puede darte unos pequeños golpes y una vez le pases sigues nadando para hacer lo mismo en el otro extremo intercambiándoos los papeles. Practica a pasar a crol, espalda o si lo prefieres incluso braza.
Y ahora el mejor consejo de todos, si puedes nadar y practicar en el mar, nada, nada y nada. No hay mejor preparación que entrenar en el propio medio donde vas a realizar la prueba. Recuerda que la natación en aguas abiertas es una disciplina exigente que requiere práctica, paciencia y dedicación. Espero que con estos consejos para tu entrenamiento en piscina, estarás mejor preparado para afrontar tus retos.
¡Nos vemos nadando!