La salida de las Mujeres Élite en Triatlón: Un dilema por resolver
En el mundo del triatlón de media y larga distancia, la igualdad, la limpieza y el esfuerzo personal son principios fundamentales que debemos defender y promover. Sin embargo, a día de hoy todavía vemos ciertas injusticias en nuestro deporte. Una de ellas es la salida de las mujeres en categoría élite. Ellas suelen comenzar dos o tres minutos después que los hombres élite y esta práctica, aunque bien intencionada, genera una serie de consecuencias que a mi parecer merecen una reflexión.
¿Cuál es el principal problema? Una ventaja involuntaria en el sector de ciclismo por parte de las mejores nadadoras.
La mejor manera de explicarlo es exponiendo un ejemplo claro y reciente: Paula Findlay en el 70.3 de St. George. En esta prueba había tres minutos de margen entre hombres y mujeres en la salida y vimos cómo las mujeres que son buenas nadadoras alcanzaron a los hombres que son menos hábiles en el agua. Esta situación les permitió utilizar a los triatletas masculinos como referencia en la bicicleta, lo que puede proporcionarles una ventaja significativa. Aunque la normativa exige mantener una distancia mínima de 12 o incluso 20 metros para evitar el drafting, la realidad es que seguir a un ciclista a alta velocidad, incluso a esa distancia, proporciona un beneficio aerodinámico y táctico.
En esta prueba pudimos ver a Findlay hacer buena parte de la carrera tras la estela, legal, de un triatleta con el que llegó hasta la segunda transición. No se trata solo de tener una ventaja en la bici, sino de lo más importante, bajar «fresca» o más descansada a correr. No se trata de cuestionar las habilidades de Findlay, quien probablemente hubiera ganado de todas maneras debido a su excelente forma física y capacidad competitiva. Sin embargo, la percepción de justicia en competición, desde mi punto de vista, se ve empañada por esta cuestión.
A mi parecer, la salida de las mujeres élite es un aspecto que necesita ser revisado y ajustado para garantizar que todas las competidoras tengan la misma oportunidad de demostrar su valía. El objetivo debe ser siempre fomentar una competencia justa y emocionante que honre el espíritu del triatlón. La conversación debe continuar, involucrando a atletas, organizadores y federaciones para encontrar la mejor solución posible.
¿Y vosotros? ¿Qué opináis?