La sensación de nadar en aguas abiertas por primera vez

La primera vez que vas a realizar un triatlón y nadar en aguas abiertas el miedo asoma y nos bloquea, principalmente como es mi caso siendo mal nadador y sin tener experiencia en aguas abiertas anteriormente. Recuerdo el primer triatlón que hice fue en la Casa de Campo. Fui a recoger el dorsal la tarde anterior y ya estaban puestas las boyas, era un triatlón sprint y el Lago de la Casa de Campo es más bien, para el que no lo conozca, una piscina grande, pero a mí me parecía el Océano Atlántico, las boyas estaban casi a 4km de distancia entre ellas, es lo que te hace creer el pánico y además se le unía el miedo a las carpas tiburones o peces raros del lago. Creedme si os digo que busqué mil excusas esa tarde para no ir, que si hacia mucho calor, que si mi pareja y mi hijo no me acompañaban, que si mis compis del club corrían el olímpico y yo el sprint.

Pero llegó el día y no sé ni cómo ni por qué me presenté en la línea de salida con más miedo que vergüenza, una extraña sensación, ganas de debutar por un lado, hacer el segmento ciclista y la carrera a pie y con miedo de tirarme al agua y que me comiese una carpa tiburón de la casa de campo o no llegar a la orilla con vida. Lógicamente el segmento de natación iba a ser sin neopreno, cosa que a los malos nadadores nos hunde un poquito más si cabe ya que quieras o no el neopreno te deja el culete un poco más alto y flotas mucho más.

Después de sufrir una eternidad hasta que llegó mi salida, me tiré al agua y que queréis que os diga pero el agobio se apoderó de mi y lo primero que hice fue buscar al socorrista de la canoa, me agarré a la barca y nunca me olvidare de lo que me dijo aquel chaval » relájate y disfruta es tu día, voy a estar pendiente de ti para que no te pase nada así que continúa hasta el final» así que me relajé, respiré un par de veces y con aquellas palabras de tranquilidad nadé los 800 metros de natación como Michael Phelps. Seguramente salí del agua de los últimos o puede incluso que el último pero eso a mi me daba igual, yo ya había ganado, salí a la transición a fuego, me monté en la bici y me puse a dar pedales como un loco gritando de alegría. Disfruté de la bici y la carrera a pie como un niño, todavía recuerdo esa primera vez.

Podrías pensar, que por qué no me apunté a un duatlón antes que a un triatlón si nadar en aguas abiertas me daba miedo y la verdad es que llegué a pensarlo yo también, pero qué queréis que os diga, es que me gusta tanto el triatlón que acabé venciendo todos mis miedos. Varios triatlones después, puedo decir que el segmento de natación me encanta y lo disfruto en cualquier parte, lagos, ríos, pantanos, mares etc. Vencemos todos nuestros miedos con paciencia, la responsabilidad que requiere nadar en aguas abiertas y escuchando sabios consejos de la gente que está mejor preparada y con mayor experiencia que nosotros.

Nos vemos nadando en aguas abiertas.

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