Mete cuestas en tu carrera a pie y volarás en el llano

He podido escuchar a algunos triatletas la clásica excusa: «No corro en la montaña, así que no necesito entrenar con cuestas». Pero te estás engañando a ti mismo, dejando una grieta enorme en tu estructura y eficacia para correr y perdiendo algunas de las ganancias garantizadas de velocidad, fuerza y ​​fuerza mental.

Cada metro de ascenso que entrenes en las cuestas y montaña se traducirá en valiosos segundos por kilómetro el día de la carrera. Confía en las palabras del legendario entrenador de atletismo Frank Shorter, «pon algo de trabajo en las montañas y volarás en plano». Además, incluso los recorridos más llanos suelen tener algún tipo de inclinación o alguna cuestecita.

Que se lo digan a muchos de nosotros, por poner un ejemplo, subir a las preciosas calas del Triatlón de Peñiscola, o las pequeñas subiditas de la carrera a pie del triatlón de Riaza. Si no hemos entrenado esas cuestas llegaremos sin fuerza en las piernas y tendremos que andar en todas las subidas.

Trabaja en tu destreza en las cuestas durante el invierno y podrás tener la confianza de que no sólo podrás mantener tu ritmo en estos repechos, sino que podrás correr también con fuerza y ​​ganar posiciones en cada ascenso.

Si eres un corredor de carreras largas, o aspiras a serlo, el trabajo en cuestas te ayudará a desarrollar la fuerza de las piernas y la resistencia muscular que tendrás que desarrollar para conquistar por ejemplo la maratón de IRONMAN

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