Bienvenidos al infierno París-Roubaix

Primero, antes que nada, vamos a explicar para quien no lo sepa que es;

En la París-Roubaix no hay montañas… pero hay pavés. A lo largo de sus más de 250 kms los corredores deben pasar entre 20 y 30 secciones de adoquín que se convierten en auténticas trampas. Y es que la carrera cuenta con un patrimonio propio de adoquines que la convierte en una metáfora del sufrimiento necesario para alcanzar la gloria del ciclismo.

Tradicionalmente, cada una de las secciones tienen un nivel de dificultad que va de 1 a 5 estrellas. En estas zonas el pedaleo es una tortura por dos razones: la vibración extrema que supone rodar por ella y el hecho de que en cada pedalada perdemos muchísima potencia. Mantener un ritmo alto es muy complicado y hace que nuestras pulsaciones se disparen. Es como subir pequeños puertos esprintando y con un manillar que aporrea nuestras manos.

Su primera edición se celebró en 1896, y se la conoce como » el infierno del norte» no porque el recorrido sea un infierno que lo es, sino porque la zona por la que discurre la carrera fue una de las más castigadas en la Primera Guerra Mundial y un periodista francés de L´Auto que fue a cubrir la carrera la llamó así, cuando vío en el estado que se encotraba la zona.

En esta edición tenemos que celebrar que se celebra  por primera vez en sus 125 años de historia una versión femenina, hito que las corredoras viven como otra conquista clave en su crecimiento. Por cierto, la primera ganadora fue la británica Lizzie Deignan, que atacó faltando 80km para meta y entró de lleno en la historia del ciclismo mundial. Eso sí, la diferencia entre premios del ciclismo masculino y femenino sigue siendo brutal, esperemos que pronto se igualen, en este caso de 28.465 euros de diferencia, la gandora femenina se lleva un total de 1535 euros, mientras que el masculino 30.000.

Lizzie Deignan

En cuanto a los hombres vimos còmo no a uno de los favoritos, Van der Poel, pelear como un jabato hasta el final, pero no pudo ser y el gran corredor italiano Sonny Colbreli ganó con un tiempo de 6 horas, 1 minuto y 57 segundos, Colbrelli, que estalló en lágrimas tras ganar esta extremadamente dura prueba que disputaba por primera vez en su carrera, batió en el sprint final a los dos ciclistas con los que llegó destacado a la meta: el belga Florian Vermeersch (Lotto-Soudal) y el neerlandés Mathieu van der Poel (Alpecin-Fenix). El italiano demostró ser un ciclista inteligente y saber jugar bien sus bazas, aprovechar cada fuga, cada escapada y su capacidad para saber ahorrar cada esfuerzo, ya se la jugó a Remco Evenepoel en el Campeonato de Europa en Trento.

Infierno del norte

En la Clásica de las Clásicas las selecciones se hacen solas. Pura supervivencia de fuerzas y de habilidad, y de suerte. La lluvia, que no aparecía desde 2002, la convirtió en una carrera de obstáculos. Todavía más. El barro, el adoquín… Puro ciclocross, puro patinaje sobre bicicleta y ayer le quedó claro a muchos ciclistas entre ellos al italiano Moscon, a Van der Poel, Van Aert. Otros dieron la sorpresa como el subcampeón, un chaval de Lotto con 22 añitos, Vermeersch que le faltó un metro para proclamarse campeón.

Por cierto, el primer español clasificado fue Iván García Cortina en el puesto 25º, ¿algún día se tomará el ciclismo español en serio este tipo de carreras?

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