Entrenar con música ¿enemiga o aliada?

¿Eres de los que no salen de casa para entrenar sin sus auriculares o más bien de los que les encanta escuchar su respiración conectando cuerpo y mente?¿ Eres de aquellos que los días que no hay ganas de entrenar pone su lista de reproducción preferida para poder dar el cien por cien en el entrenamiento?

En este artículo vamos a analizar si la música es una buena herramienta en beneficio de tu rendimiento para que siempre la uses en tu favor y no en tu contra.

Son múltiples los estudios científicos que han investigado la relación entre la música y el rendimiento físico en diferentes ámbitos. A grandes rasgos podemos concluir que la música reduce la percepción del esfuerzo a intensidades medias del 60%-70% y retrasa la percepción de la fatiga en ejercicios de larga duración, produciendo efectos parecidos a los de la cafeína; incluso produce mayores picos de potencia en ejercicios de corta duración.

Por lo tanto la música puede ser un buen aliado para tus sesiones de entrenamiento aunque debe tener en cuenta, siguiendo el principio de especificidad, si en la competición de tu disciplina deportiva se permite el uso de música. Ya que si esta no se permite puede que el día de competición sientas que te falta algo.

Otro aspecto importante a tener en cuenta, a parte de los gustos musicales, es que el ritmo de la música afecta el ritmo de ejecución de los gestos técnicos como es la cadencia de carrera o de pedaleo. En consecuencia debes tener en cuenta estos ritmos a la hora de

buscar listas de reproducción que se adapten a las cadencias de entrenamiento. Por ejemplo: si tiendes a tener cadencias de carrera lentas y te gustaría mejorarlas hay que buscar músicas en ritmos próximos a los 180 bpm (beats por minuto), o 90 bpm si solo cuentas una pierna.

Aunque parece muy evidente que la música juega en tu favor, debes tener en cuenta que la esta trabaja desviando tu atención y, en ciertos momentos o tipos de trabajos, no te interesa mantener el foco de atención lejos del gesto técnico como serian una series de velocidad en las que los apoyos o el gesto de técnico de carrera sea muy importante. A grandes rasgos cuando necesites desviar la atención de la fatiga y el esfuerzo a largo plazo la música es tu aliada, en cambio, en momentos que necesitas mantener la atención en la propia acción juega en tu contra.

Este aspecto de la concentración en la tarea se hace muy evidente en el control de la respiración, especialmente en intensidades elevadas en las que el simple hecho de no escuchar tu propia respiración puede provocar hiperventilación y no poder acabar la serie en buenas condiciones.

En siguiente lugar, no olvides que las emociones que provoca cada tipo de música en las personas es muy individual y depende de los gustos musicales o incluso de las experiencias vividas con cada tipo de música. Además, si escuchas durante mucho tiempo la misma música, su efecto emocional se puede ver alterado: dejando de provocar efectos positivos e incluso provocar efectos negativos.

Finalmente debes ser consciente de que la música puede afectar a tus niveles de activación, es decir: relajarte o excitarte. De nuevo debes saber en qué momentos te interesa elevar tus niveles de activación y en qué momentos bajarlos. Por ejemplo, si vas a buscar tu MMP (mejor marca personal) en un 5k te interesa salir con los niveles de activación a tope. En cambio, si vas a enfrentarte a un triatlón de media o larga distancia no te interesa salir a tope en el sector de natación, sino que te interesa salir relajado y gestionar tus energías. De modo que para una competición que haya que salir a tope ponte esa música motivante, en cambio para una prueba en la que toca salir tranquilo busca música que te relaje.

Para acabar, a modo de resumen, las recomendaciones principales a la hora de usar música para mejorar tu rendimiento son:

1. Si no te gusta la música, no la utilices.

2. No entrenar siempre con música si en las competiciones no está permitido.

3. Utiliza la música a tu favor en los rodajes largos para retrasar la fatiga.

4. Evita la música durante los trabajos de alta intensidad, utilízala durante el calentamiento o las recuperaciones.

5. Ten en cuenta los tempos musicales en beneficio de las cadencias objetivo.

6. Utiliza diferentes tipos de música dependiendo del objetivo emocional que busques (excitación o relajación).

7. Recicla y cambia tus listas de reproducción para mantener sus beneficios

emocionales.

8. Todo lo explicado anteriormente puede ser aplicado a audiolibros y podcast. Incluso para vídeos, series y pelis en tus sesiones de entrenamiento indoor.

Un triglobero amante de escuchar música en sus entrenamientos.

Toni López

@semprenforma_endurance_coach

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