La cultura del finisher, la salud y el respeto a la distancia

Este último fin de semana se disputó el multievento 140.6 Inn, donde se celebraban diferentes competiciones en los que destacaban los triatlones en versión full (más conocido como distancia Ironman) y el half. Me gustaría centrarme en esta última distancia al principio de este post.

Repasando las clasificaciones de la categoría OPEN masculina, la de los populares por decirlo de una forma, nos encontramos con los siguientes datos:

  • De los 203 que finalizaron la prueba un participante tardo más de 9 horas.
  • De los 203 que finalizaron la prueba 5 corredores tardaron entre 8 y 8:59 horas.
  • de los 203 que finalizaron la prueba 26 triatletas tardaron entre 7 y 7:59 horas.
  • De los 203 que finalizaron la prueba, 32 deportistas tardaron más de 7 horas, es decir, sobre el 15% de los corredores.

En el caso del 70.3 (media distancia) de la franquicia Ironman que tuvo lugar en Mallorca, de los 2074 triatletas masculinos que tomaron la salida, 241 tardaron más de 7 horas en completar el recorrido. Casi el 12% de los deportistas.

En el mundo de las maratones. Esa carrera que el que la hace saca pecho. Cogiendo el ejemplo de la Zurich Rock ´n´ Roll Running Series Madrid 2023, de los 7410 finishers, 1702 participantes (casi un 23%) hicieron la carrera en más de 4 horas y media. Es decir, corrieron por encima de 6:23 min/km.

Estos datos no significan nada sin conocer los matices de cada deportista (edad, tiempo que dedica a entrenar…) y su situación en la carrera. Pero si pueden ser el resultado de no cuidar las tres patas de un taburete que me parece muy importante en el deporte, en cualquier deporte. Un taburete que hay tenerlo equilibrado.

Primera pata: la cultura del finisher

Desde hace unos años para «aca» se ha instaurado una idea deportiva que no es mala: la cultura del finisher. Terminar un reto deportivo es una cosa que mola, y mucho. Tener una meta a la vista y prepararla es algo que está muy bien. Seguramente hará que nos cuidemos, que entrenemos… para llegar de la mejor forma.

Lo que no puede ser es que intentemos un reto con una preparación escasa. Lo que no puede ser es que hagamos una carrera sin haber entrenado y terminándola por terminar. Me gustaría poner un ejemplo personal. Hace unos años, por el mes de septiembre u octubre me inscribí en la Media Maraton Movistar que se hace en Madrid. Ya había corrido 10K en años anteriores, hacía cicloturismo, era un tío sano y con una vida deportiva. Me apunté con la idea de entrenar y hacerla. ¿Cuál fue la realidad? Pues que me presenté en la línea de salida habiendo corrido poco y casi sin preparación. ¿Cuál fue el resultado? Que los primeros 10-12 kilómetros los hice con la gorra, del 13 al 18 penando y el resto arrastrándome. ¿La consecuencia? Dos semanas en las que no podía subir una escalera sin dolor.

Para ser finisher hay que tener conciencia del reto planteado y de que hay que prepararlo con cabeza porque lo que está en juego es la propia salud. A no ser que tengas una genética privilegiada hay ciertas distancias que hay que prepararlas con mimo y con tiempo. Hay que tener respeto a la distancia. No todo vale por acabar una carrera. La salud es lo más importante y a veces el terminar un reto puede suponer consecuencias graves para nuestro cuerpo.

Segunda pata: respeto a la distancia

Como habéis podido leer un par de párrafos más arriba hice una carrera sin respetar la distancia. Pensé que con el bagaje deportivo que llevaba podía hacer una media maratón. Puede que si hubiese ido más lento la hubiese terminado corriendo, seguramente.

En esta pata del taburete me gustaría hablar de algo que pude crear diversidad de opiniones. Pero antes que nada quiero decir un par de cosas:

  • Cada deportista es un mundo y tiene las capacidades que tiene. La edad, el tiempo de entrenamiento, la vida personal, los medios… hacen que cada corredor, triatleta, nadador… pueda alcanzar un nivel, unos tiempos u otros.
  • Cada carrera es un mundo. No es lo mismo la Vintage Run, un 10K de Madrid, que es cuesta abajo que un 10K por Oviedo que es todo cuestas. Hay que tener en cuenta los tiempos de acuerdo al recorrido.

A la hora de disputar una prueba tenemos que tener en cuenta nuestro nivel, la posibilidad de entrenar, los medios con los que contamos y si podemos hacerlo con seguridad para nuestra salud. Un corredor que no disponga de mucho tiempo para entrenar, que tenga un nivel bajo y que la prueba es relativamente pronto, pues igual en vez de apuntarse a la media maratón debería correr el 10K. O un triatleta que le pase lo mismo, tal vez la media distancia debería esperar.

De la misma forma en este apartado del respeto a la distancia es el ritmo de carrera. A día de hoy nos podemos encontrar casos de corredores que hacen una maratón aun ritmo de 9:07 min/km, como es el caso del último participante de la maratón de Madrid. Esto supone hacer 6,6 km a la hora, aproximadamente. Ir andando. ¿Esto es tener respeto a la distancia? Puede que se haya lesionado y haya terminado andando. Puede que no lo haya preparado bien y haya terminado andando. Puede que sea mayor y haya terminado andando. Puede que haya tenido problemas (sueño, alimentación…) y haya terminado andando. Cualquier escenario de estos supone tres cosas: una mala cultura del finisher, falta de respeto a la distancia y poner en peligro la salud de uno mismo.

Tercera pata: la salud

Recogiendo la última parte de la anterior pata. En una carrera o prueba no podemos plantearnos presentarnos en línea de salida si vemos que no estamos preparados físicamente para hacerlo. De la misma forma no podemos terminarla por terminar si vamos con dolor, falta de alimentación o se nos escapa cualquier cosa que puede provocar un problema de salud, aquí no entran las agujetas o los dolores habituales por un sobre esfuerzo, sino las lesiones o malestares graves a causa de un esfuerzo al que nuestro cuerpo no esta entrenado.

Antes os contaba que después de mi primera media maraton estuve con dolores durante unos cuantos días. Eso me enseñó que la salud es mucho más importante que ser finisher. De la misma forma, hace unos cuantos años, en la clásica de Lagos de Covadonga no me jugué una hipotermia, como les pasó a muchos y pasé de subir el último puerto con frío y niebla, llegué a Covadonga con el tiempo justo por una avería mecánica y viendo la niebla y el frío metido desde la primera curva del puerto decidí darme la vuelta y volver a Cangas de Onís. La seguridad es lo primero y la salud va antes aún.

Cuerpo solo hay uno y hay que cuidarlo. Carreras muchas y si no tenemos acondicionado el cuerpo para nadar 1900 metros, pedalear 90 kilómetros y correr 21, pues igual hay que pensar en disputar un olímpico o un sprint hasta que podamos hacer con garantías un half. Con garantías de no poner en riesgo nuestra salud. No por ello somos peores atletas o de categoría inferior.

Como decía antes, hay que tener respeto a la distancia y una buena cultura de finisher, para con nuestro cuerpo. Para no castigarlo y así poder disfrutar del deporte muchos más años.

A veces un DNF o un DNS es la decisión más sabia.

El asiento del taburete

El asiento del taburete es ser lo suficientemente consciente de qué carreras podemos hacer y de qué distancias podemos disputar teniendo un equilibrio de las tres patas.

  • Una buena cultura del finisher.
  • Un respeto a la distancia.
  • Cuidando la salud.

No importa el tiempo, no importa el ritmo, siempre que sea acorde a una buena preparación del reto, un respeto a la distancia y cuidando nuestra salud. Con el paso de los años, el ritmo será más bajo y las marcas «peores», pero si hemos cuidado de ese taburete podremos disfrutar de una mayor vida deportiva y del camino que hemos andado.

Foto de Mārtiņš Zemlickis en Unsplash

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