¿Merece la pena jugarnos la vida?

El fin de semana pasado volví a salir con la bici a la calle, al mundo real como le digo a José. Hacia mucho tiempo que no salía a la carretera. Al final viviendo en Madrid y odiando eso de tener que coger el coche para salir de la ciudad para evitarte media hora, por lo menos, de semáforos… pues al final termino siempre encima del rodillo.

La salida fue con unos amigos. Barajas-Daganzo-Alcalá-Villalbilla-Nuevo Baztán… vamos, más de 100km a ritmo cómodo, con algo de frío a primera hora y disfrutando de las pedaladas. ¿Disfrutando? Pues a veces sí y otras no. Como pregunto en el título del post: ¿Merece la pena jugarnos la vida?

No solo por los coches que no respetan la distancia de seguridad, que cada vez son más. Sino también los que pueden provocar un accidente o amagan con la agresión. En la salida del sábado uno de la grupeta le recriminó algo a un conductor y desde el coche al adelantarnos nos tiraron una colilla. Puede parecer una pijada, pero yendo en grupo puede suponer un accidente con algún hueso roto a 60 km de casa.

Yo creo que sí

Como le decía a uno el otro día, ya no merece la pena ni dialogar, cara de póker y tira millas. Cuando cogemos el coche, la mayoría nos convertimos en unos auténticos energúmenos. La educación y las formas, junto con el sentido común desaparecen nada más sentarnos al volante. ¿Merece la pena jugarnos la vida?

Yo creo que sí merece la pena hacer lo que nos gusta. Si merece la pena disfrutar del deporte. Sí merece la pena conocer nuevos sitios. Siempre y cuando cumplamos por nuestra parte y pongamos los medios para que no nos pase nada. Porque a veces se ve cada cosa por parte del colectivo ciclista, nadie puede tirar la primera piedra.

La necesidad de más educación

De la misma forma me gustaría que desde las instituciones, federaciones y colectivos ciclistas se apremiase a la Dirección General de Tráfico y a la autoridad competente a promocionar y desarrollar unas políticas de educación vial reales y efectivas. Porque las conductas que se ven a diario en la carretera no son las adecuadas y el problema no es que atropellen a un ciclista, el problema es que el herido o fallecido puede ser cualquiera de nosotros.

Hoy lo pensaba. No es solo la distancia de seguridad en la carretera al adelantar. Es no saltarse el semáforo en rojo, respetar el paso de peatones, que el ámbar en el semáforo es ámbar, el stop no es un ceda, la línea continua es por algo, el ceda significa mira y párate si viene alguien. Todo esto para todos los colectivos, porque ninguno se salva. Todos pertenecemos a varios y todos necesitamos empaparnos más de la educación vial, porque de educación social ya hablamos hace tiempo y es otra asignatura pendiente.

Foto de Coen van de Broek en Unsplash

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *