Nuestro paso por LA REKORTA Gravel

Que la bicicleta gravel está en auge, aunque en unas zonas más que otras, es una realidad, y lo vemos en las marcas, incluso en cierta publicidad. Aunque aún no lo vemos en las marchas. Aún no sé porque, pero decidí, y con muchas ganas, comprobarlo.
La segunda edición de LA REKORTA GRAVEL era la oportunidad perfecta para comprobar y sentir en mis propias carnes una marcha gravel. Y más cuando mis propios amigos un año antes habían estado en ella, con unas grandes sensaciones.
Sus 140 kms y sus 2900 metros de desnivel nos daban bastante respeto, por lo que semanas previas habíamos estado preparando salidas largas, de esas de bocadillos y café, y de pasar horas de convivencias en la bicicleta, porque esta es la primera reflexión que me ha gustado del gravel, que esto es para convivir, por lo menos en esta prueba. Jornadas de 10 horas de pedaleo, y de continuo navegar por caminos con el Garmin y el móvil, porque esta prueba no está señalizada. Y da respeto…
Después de semanas de entrenamientos y de preparar material, nos presentamos en Astillero, no sin antes mirar días atrás unas diez mil veces el móvil y sus vaticinios de tiempo. La suerte estaba echada, daba agua…


El viernes cenando la temperatura era muy buena, no llovía, y todos teníamos la esperanza de que la Cantabria infinita que conocemos diese una tregua y no nos castigase mucho, no al menos en la salida.
Mal empezábamos, nos despertamos a las 6 am con un llover de los buenos, y teniendo la sensación de que lo mejor era quedarse en la cama. Es lo bueno de ir con amigos, que unos van pasando la locura a otros y nos decidimos a salir…pobres infelices.
La prueba arrancaba a las 7.30 h en punto, calados ya como chupas, y no menos los miembros de la grandísima organización que nos hemos encontrado en esta marcha. A pesar de la lluvia, arcos, vallas, carpas…todo montado. Cómo no vamos a participar?. Salida neutralizada, risas, y un continuo murmullo de charcos. Así hasta el parque natural de Cabárceno, una de estas increíbles sorpresas que nos regala está marcha. Durante un buen rato, y muchos kilómetros, recorremos bajo la lluvia todo el parque, todo para nosotros en un auténtico espectáculo a pesar de la lluvia. Hubo un momento mágico donde unos ciervos y cabras en manada corrían libres paralelos a nosotros sobre una campa, impresionante…digno de una de las mejores escenas de Parque Jurásico.
Y así, abandonado Cabárceno, empezaba está REKORTA gravel, llena de sendas, caminos entre helechos, impresionantes subidas que hacían un placer haber puesto un casette de 51 dientes, ríos, incluso acantilados junto a nuestro querido mar Cantábrico. Un placer de marcha para los sentidos enturbiada este año sólo parcialmente por la lluvia. Digo sólo porque la temperatura fue magnífica, y siempre hay que ver la botella medio llena. Otra buena reflexión.
Los kilómetros y sobre todo el desnivel pasa mucha factura, aunque la organización y los voluntarios lo saben bien. Buenos avituallamientos nos han dado, incluso con patatas con chorizo. Además constantemente deseosos de limpiarnos la cadena y transmisiones para cuidar nuestras monturas. Se agradece un montón.
Así toda la marcha, pero así acompañado. He practicado bastantes deportes, y varias disciplinas relacionadas con la bici, y en esta primera experiencia de gravel me ha resultado muy curioso que varios de los grupos con los que íbamos, gente sin conocerla, charlan, y sobre todo se paran ante cualquier infortunio de alguno de nosotros. No hay prisa, no hay crono. Si alguien pincha se para a reparar, a quitar barro, a ayudar a alguien que tiene calambres. Me ha gustado esto, y quizá no lo conocía. En esto del gravel la gente tiene menos prisa, hay menos agobios, y pruebas como está REKORTA hacen un placer rodar y conocer gente. Seguramente haya otra visión de pruebas, y es lógico, pero está marcha supone estar muy preparado físicamente para acabarla y tener un buena dosis de preparación mental para poder disfrutar de cuestas y más cuestas. Un auténtico placer

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