Subiendo por Morcuera.

Antes de nada, siempre que vayáis a subir algún que otro «puertito», nunca está de más que os echéis un chalequito, un cortavientos o unos manguitos o algo por el estilo, para evitar los posibles cambios de tiempo que se producen en la montaña, para los descensos, etc…

Después de estar por Pirineos subiendo puertos para aquí y para allá y meter mucho desnivel, tocaba probarse por los míticos puertos de Madrid, Morcuera y Canencia, y ver cómo respondían las piernas.

El coche lo dejamos aparcado en Colmenar viejo y cogimos el carril bici hasta Soto del Real y desde allí hasta Miraflores de la Sierra, centro neurálgico del ciclismo en la Sierra de Madrid. Cuando llegamos a Miraflores tuvimos que elegir entre dos opciones: subir por la carretera de la izquierda, Morcuera, o la carretera de la derecha, Canencia.

Esta vez elegimos subir primero Morcuera el más duro de los dos. Subir Morcuera es una sensación extraña, por un lado lo amas como puerto, poder subir un puerto de unos 9kms con una pendiente media del 7% más o menos al ladito de casa es un lujo al alcance de pocos y por otro lo odiamos un poquito sobre todo cuando lo subimos fuera de forma y nos pone las pilas y nos da alguna que otra bofetada.

Esta vez lo disfruté de lo lindo, venía de estar con piernas aunque un poco fatigado, pero subí bien cogí pronto mi ritmo y no lo abandoné hasta al final, el puerto se va haciendo poco a poco más «durete» aunque es bastante llevadero, con pendientes medias del 7 y el 8 % y algún que otro tramo más duro superando el 10%, y un último kilómetro que como te hayas calentado al principio se te puede hacer bola.

El puerto en sí es bastante sostenido, sin llegar a tener ninguna curva extremadamente peligrosa o por lo menos eso me parece a mi. Además, si lo subes con tus compañeros de fatiga, siempre tiene un plus, puedes ir charlando y comentado y el trago se te hará más ameno. Otro plus que cada vez me gusta más son los carteles que te encuentras de la distancia que te queda para subir hasta fin de puerto y la pendiente media de ese kilómetro, antes no lo entendía y se me hacia muy pesado verlos, y ahora la verdad que los encuentro súper útiles, para poder ir gestionando el esfuerzo y no pegarte más de un calentón innecesario.

Una vez que llegas arriba, foto de rigor en el cartel del Puerto, un «bocao» a una barrita, nos abrochamos el chaleco y para abajo. El descenso no es muy complicado y se puede bajar bastante rápido, con un asfalto en muy buen estado aunque eso sí, siempre siempre, con cabeza para no invadir el carril contrario o salirnos en alguna curva.

CARTEL DEL PUERTO, JUNTO A PROPELINA

Una vez llegados a Miraflores cogimos esta vez la carretera de la derecha para subir al puerto de Canencia, un puerto que cuando ves cómo sale del pueblo, si vas por primera vez asusta, pero que luego va perdiendo dureza para convertirse en un puerto bastante asequible hasta los últimos tres kilómetros que se pone un poco seria la cosa pero sin llegar a asustar. Llegas hasta arriba de nuevo, foto en el cartel para eso del postureo, ya se sabe, y a tirarse de nuevo para abajo, para parar a tomar un café y una merecida tostada antes de llegar al coche.

Si quieres tener un día bastante «disfrutón» no dudéis en venir por aquí, pasaréis un bonito día de bicicleta, meteréis desnivel y encima, si sois de la zona de Madrid, lo tenéis al lado de casa.

Nos vemos por Morcuera.

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