Como cada año, a raíz de la Behobia

En el artículo de hoy me gustaría dar una opinión personal. Un punto de vista que, como cada año, cuando llegan determinados eventos deportivos se acentúa. Se trata de imágenes, sucesos e historias que se repiten en muchas carreras, ya sean medias maratones, maratones, triatlones de media o larga distancia.

Hace poco menos de un mes Pedro Antonio Esteso compartía este tuit en el que reflexionaba sobre un problema que abunda en el mundo del deporte popular, y a raíz de esto salían más usuarios de las redes sociales para aplaudir el mensaje y ampliar esta reflexión sobre los lemas «Where is the limit» o «si quieres puedes».


¿En las carreras puede haber problemas eventuales, lesiones, fatalidades? Sí, nadie está a salvo de un error, una lesión o cualquier otro hecho. Pero si que podemos, nosotros los deportistas y los organizadores, prevenir que suceda. Pero para ello tenemos que tener claro que la salud va por delante y el deporte. Más que el postureo o el fardar de haber hecho o no una determinada carrera.

Con la celebración de la Behobia – San Sebastián este fin de semana, como cada año, volvían a aparecer titulares como el siguiente en los medios de comunicación:

Como cada año, la famosa media maratón donostiarra suele tener un titular como el que aparece anteriormente. Una noticia donde las palabras «Behobia», «infarto» y «atendidas» salen siempre. Mientras que en la Media Maratón de Málaga fallecía un corredor en la línea de meta y otro más tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario. ¿Es esto normal? Podemos decir que es habitual, pero no debería ser normal.

Lo habitual que no debería ser normal

En muchas carreras de media o larga distancia se suceden estos hechos. No solo en la Behobia-San Sebastián. Como hemos dicho antes, en la Media Maratón de Málaga también y en el vídeo que compartía Esteso también se daba esa situación de agotamiento total llegando casi al colapso.

¿Dónde está el problema? ¿Cuál es la solución? La respuesta es complicada. En las redes sociales unos apuntaban hacia los organizadores y otros hacia los propios deportistas. Los argumentos más habituales hacia los organizadores eran los siguientes:

  • Que los organizadores pidiesen acreditar una marca mínima para asegurarse que la gente está en condiciones de participar en la prueba.
  • Que los organizadores exijan determinadas pruebas médicas a la hora de realizar la inscripción.
  • Más puntos de asistencia donde se retirase a la gente que no estuviese en condiciones de continuar la marcha.
  • Tiempos de corte más exigentes en las pruebas. Porque si buscamos, hay algunas medias maratones que tienen como tiempo de corte 3 horas o maratones con el corte sobre las 6 horas (unos 8:31 min/km en ambas carreras).
  • Ir desbloqueando distancias. No poder participar en una media maratón si no se acredita tiempo en 10K y así sucesivamente.

Mientras que los argumentos hacia los deportistas van más dirigidos hacia la responsabilidad personal: pruebas de esfuerzo, saber si puedes o no hacerlo, escuchar al cuerpo, tener claras las consecuencias que puede tener participar en una carrera para la que no estás preparado… Ya que como se puede comprobar en algunos casos, hay corredores que no están en condiciones de participar. Podéis pensar que es algo prepotente, pero dejadme que os cuente dos experiencias personales donde aprendí esto de que a veces compensa más parar o simplemente buscar objetivos menos ambiciosos.

Dos experiencias personales

La primera aborda el tema de la preparación de una carrera. Fue en la Media Maratón Movistar de Madrid, hace ya unos años. Me apunté con la idea que muchos tienen de «si me inscribo ya tengo la obligación de entrenar algo». ¿Entrené? Entre poco o nada. ¿Corrí la carrera? Sí. ¿Fui un imprudente? En cierta manera. Si que había hecho deporte, pero correr poco y nunca había hecho 21 kilómetros. Sabía que podía terminarla y la terminé, casi trotando. ¿Las consecuencias? Dos semanas y pico con mucho dolor y caminando de aquella manera. Cero responsabilidad por mi parte.

La segunda es un ejemplo de que hay que saber escuchar al cuerpo. En algunas carreras el problema no está en la preparación, sino en las circunstancias que se da: calor, frío, humedad… Este año, en un entrenamiento que hice de carrera había mucho calor (hay que tener claro los consejos para correr bajo el sol). Aunque había bebido, deshidrate y decidí parar de correr, caminar un poco y volver a casa. Con los años vas conociendo como reacciona tu cuerpo y aprendes a escucharlo. ¿Podría haber terminado el entrenamiento? Seguramente no. Podría haberlo continuado pero dudo que lo hubiese completado.

En ambos casos se puede ver tres cosas:

  • La falta de preparación que tienen muchos de los participantes en las carreras. Voluntad inicial mucha, espíritu de «si quieres, puedes» claro. Pero, ¿a qué coste?
  • Mucha gente no sabe escuchar a su cuerpo, las señales que manda. El terminar, el tener la medalla, el ser finisher a toda costa hace que muchos de los que corren hagan oídos sordos a lo que dice su cuerpo sobre el esfuerzo.
  • Hay que tener en cuenta los factores que rodean al ejercicio físico. El descanso, estrés, alimentación, climatología, humedad… Todo esto hace que el mismo ejercicio, entrenamiento o carrera sea muy diferente cada vez que lo hagamos. No nos compliquemos con falsas expectativas. Conozcamonos, que es el primer paso, para ser realistas con los objetivos.

Perdonad por el «totxo» de texto que he soltado, pero cada vez se ve más gente que corre carreras (ya sea de running, triatlón o ciclismo) en las que al final se van «arrastrando» por el recorrido por la mala decisión de participar. Ya sea por una mala preparación, por no saber escuchar lo que le dice su cuerpo o por aventurarse en un recorrido y sus circunstancias externas para el que no está preparado.

Un abrazo a todos y, como siempre, me gustaría leer vuestras reflexiones sobre este tema.

@diario_traitleta

Foto destacada de Miguel A Amutio en Unsplash

Foto de Alessio Soggetti en Unsplash

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