Cómo usar el rodillo en verano y no morir en el intento

Este post debería haber salido sobre el 21 de junio, que es cuando comienza el verano. Pero con la llegada de las olas de calor es cuando de verdad empiezas a sufrir y a pensar como no morir mientras entrenas bici en casa o en el gimnasio.

La bici era para el verano, decían

Las bicicletas son para el verano, así se titula una obra de teatro escrita por Fernando Fernán Gómez, pero con al llegada de las olas de calor permitidme que lo dude o por lo menos que le ponga alguna pega a tal afirmación.

Algunos no podemos salir al exterior por tiempos, trabajo o porque a más de 30 grados puede llegar a ser insano. Por ello tenemos que refugiarnos en las «pain-cave» o en el gimnasio para sacar el entrenamiento de bicicleta adelante (también el de correr, ya que en muchas partes de España o sales a las 6 de la mañana o te cueces). Por ello queremos daros una serie de consejos para poder sobrevivir a cada sesión de bici planificada en estos días de altas temperaturas.

Cómo sobrevivir al rodillo en verano

Hay muchos consejos, pero queremos destacar los más importantes, ya que como muchas cosas en la vida «cada maestrillo tiene librillo».

Intenta reducir la temperatura de la habitación

Lo ideal sería usar aire acondicionado, pero en muchas ocasiones esto es imposible porque no suele haber una máquina en cada habitación. Una solución puede ser ir al gimnasio, si es que estamos apuntados, ya que en estas instalaciones la temperatura se acerca a la correcta. Lo ideal sería tener entre 15 y 18 grados en la habitación pero esto es muy complicado. Para solucionar esto es necesario crear un flujo constante de aire con un ventilador en la zona de entrenamiento. De esta manera nuestro cuerpo controla mejor la temperatura y podemos reducir el estrés al que sometemos nuestros músculos, reduciendo el tiempo de recuperación de los mismos.

¿Qué pasa si no usamos un ventilador? Pues que las pulsaciones subirán más de la cuenta para un mismo esfuerzo y podemos perder un porcentaje importante de vatios debido al sobre esfuerzo generado por el cuerpo al tener que enfrentarse al entrenamiento y regular la temperatura del organismo.

Cuidar la hidratación

En entrenamiento indoor se suele sudar mucho más o por lo menos somos más conscientes de que necesitamos reponer más líquidos. Aquí tenemos que valorar la duración del entrenamiento, la dureza del mismo y las posibles necesidades que va a tener nuestro organismo.

Si vemos que va a ser una sesión exigente no dudemos en usar varios bidones y que uno de ellos sea con sales, ya que las altas temperaturas suelen acelerar la pérdida de líquidos y sales a través del sudor.

Calentamiento y vuelta a la calma, pilares del entrenamiento

Lo que es de 1º de triatlón y que muchos no hacemos es un pilar en el entrenamiento y más si nos enfrentamos a temperaturas extremas.

Al subirte al rodillo dedícale unos 15-20 minutos a calentar de forma adecuada los músculos antes de empezar con la sesión central del entrenamiento. De la misma forma cuando termines el trabajo no te bajes directamente, sino que ayuda a tus piernas a que vuelvan a una temperatura adecuada a través de un enfriamiento activo. De esta forma evitarás dolores y agujetas.

El rodillo también es para el verano

En regiones donde el calor pega más fuerte el rodillo puede ser un gran aliado. Así que no dudes en usarlo si aprieta el sol y las temperaturas no bajan. Es mejor hacer el esfuerzo en la «pain-cave» que ponernos en peligro de una deshidratación o un golpe de calor.

Y si sales fuera recuerda escuchar a tu cuerpo, planificar la ruta y tener localizadas las fuentes a lo largo de esta. Saber donde están los puntos de agua a lo largo del recorrido pueden ser de gran utilidad y salvarte de un apuro.

Si tienes dudas de la mejor opción para entrenar en rodillo o no sabes cómo hacerlo, aquí podrás encontrar las diferentes plataformas para entrenar en casa con tu bicicleta.

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3 comentarios en «Cómo usar el rodillo en verano y no morir en el intento»

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